​​El ictus isquémico agudo supone en España una importante
causa de morbimortalidad, con una incidencia anual de 118 casos/100 000 habitantes y una mortalidad de 29 casos por 100 000 habitantes/año.


Actualmente, el tratamiento de elección para el ictus es el activador tisular del plasminógeno recombinante (rt-PA) por vía intravenosa, administrado dentro de las 4,5 horas tras el inicio de los síntomas. Sin embargo, este fármaco presenta una estrecha ventana terapéutica y no siempre consigue la recanalización. Debido a ello surgen diversas técnicas de recanalización por vía intraarterial como la trombectomía mecánica mediante el empleo de diversos dispositivos (Merci®, Penumbra®, etc.) cuya finalidad es eliminar el trombo mediante aspiración, disrupción o captura/extracción, como una
opción terapéutica en pacientes no candidatos a rtPA o en los que ha fracasado.


Con el objetivo de mejorar los resultados clínicos de sus predecesores, recientemente se han desarrollado los stents retrievers (Solitaire™, Trevo® o Revive™).