La fragilidad es un síndrome clínico observable y cuantificable que podría definirse como un declive progresivo en los sistemas fisiológicos relacionado con la edad, que conlleva una reserva disminuida de la capacidad intrínseca a la respuesta/adaptación a factores estresantes dando lugar a una elevada vulnerabilidad e incrementa el riesgo de resultados adversos de salud.

  En las próximas décadas se estima que la proporción de individuos mayores frágiles se incremente de forma considerable. Su manejo conlleva un elevado coste, repercutiendo de forma importante en el sistema de salud. El fomento de actuaciones sanitarias destinadas a prevenir y revertir el estado de fragilidad podría mejorar el manejo de los pacientes y reducir los costes sanitarios asociados. En este punto es clave la detección de este síndrome, en donde la velocidad de la marcha se ha referenciado como un buen predictor de fragilidad, pero la información sobre su sensibilidad y especificidad es heterogénea, así como los parámetros empleados en su medición.

  El objetivo de este informe es realizar una revisión sistemática de la literatura para determinar la validez diagnóstica de la prueba de la velocidad de la marcha como indicador de fragilidad y en base a esta evidencia proponer un marco para establecer un protocolo de cara a su implementación.​